Juan Antonio Carreras. Policía Local – Criminólogo
Hace unos días leíamos en este diario como en el municipio molinense cuatro mejicanos eran detenidos por realizar el antiguo y conocido timo del ‘tocomocho’.
Como lo es el timo de la ‘estampita’, este timo sigue existiendo porque todavía queda gente que se siente más lista que otra e intenta aprovecharse de la buena fe de los demás. La avaricia y la ambición llevan al ser humano a lucrarse a costa de lo que sea.
En esta ocasión, el negocio no resultó tan redondo y la mujer -que en un principio quería aprovecharse- terminó siendo estafada, entregando dos mil euros a sus estafadores por un décimo que resultó ser una burda copia falsificada. Menuda cara de sorpresa pondría la señora cuando fue a cobrar y le dijeron que el boleto era falso. Y menos mal que el lotero no llamó a la Policía para denunciarla por intentar estafarlo a él.
La palabra ‘tocomocho’ viene de la expresión “tocó mucho”. Este timo es uno de los engaños tradicionales que siempre han funcionado y consiste en que una víctima se encuentra con el estafador, el cual porta un boleto de lotería premiado y que no puede cobrar por algún motivo como por ejemplo porque es deficiente. A continuación el timador le ofrece el boleto a la víctima por mucho menos dinero del que vale el premiado. Ahora entra en acción un ‘gancho’ del timador que lleva un periódico o lista con el número premiado para dar más fiabilidad a la trama delictiva. La víctima acepta y cuando va a cobrar el premio le dicen que es falso.
El veterano lector me dará la razón cuando le digo que ‘nadie da duros a cuatro pesetas’. Y así es, las estafas suelen trabajar sobre la ambición, la avaricia y la ingenuidad de la gente. ¿Por qué caemos en la trampa y nos dejamos estafar? Precisamente por esa ambición y porque científicamente nuestro cerebro está preparado para ser estafado.
En el ‘tocomocho’ hay una intención de la víctima de lucrase a costa del estafador. Para imputarle el delito a la víctima, el boleto premiado tendría que ser real y cobrarse el premio, en cuyo caso se invierten los papeles estafado-estafador Muchas de estas víctimas no denuncian por vergüenza.
Así que mucha atención esta Navidad, no se fíe de falsos ganadores, y si cobra un décimo premiado, que sea el que hemos comprado. Mucha suerte.
VERSIÓN DIGITAL:
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2010/12/14/timador-timado/289830.html
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