El matamendigos
Juan Antonio Carreras Espallardo
Se llamaba Francisco García Escalero y era más conocido como el matamendigos, uno de los asesinos en serie, de los desorganizados, que ha dado la triste historia del crimen en España. Madrileño, nacido el 24 de mayo de 1954 fallecía el 19 de agosto de 2014 en el centro psiquiátrico de Fontcalent de Alicante.
Si observamos desde el punto de vista criminológico estamos ante un ser no imputable penalmente, enfermo mental, un esquizofrénico y además con grave adicción al alcohol, al canibalismo, profanación de tumbas y suicidio. Su infancia ha favorecido su situación, ambiente marginal, no escolarizado y agredido por su padre. Un potencial delincuente de libro.
Al matamendigos le gustaba el canibalismo y la necrofilia, ya desde niño no fue apenas al colegio y se lanzaba a los coches para suicidarse, hechos por los que recibía las palizas de su padre. Vivía cerca del cementerio y le gustaba pasearse por él por la noche. Siempre le atrajo la muerte, como le confesó a Jesús Quintero en una entrevista.
Su primera condena de importancia fue por violar –con otros amigos– a una joven delante de su novio, por lo que fue condenado a 12 años de cárcel. Sale de la cárcel y comienza a oír voces. Comienzan sus crímenes, el primero en 1987, una prostituta, el último en 1994, un compañerote fechorías.
En 1996, la Audiencia Provincial de Madrid lo condenó por 11 asesinatos. Su enajenación mental, por esquizofrenia y alcoholismo crónico, le valió la eximente, así que no ingresó en una cárcel común sino en la prisión psiquiátrica de Fontcalent. En sus crímenes comete atrocidades, numerosas puñaladas, machaca los cráneos o les corta la cabeza e incluso les saca el corazón y lo prueba. Para no ser descubierto quemaba los cuerpos y cortaba las yemas de los dedos. Cuando no mataba, profanaba tumbas en los cementerios, sacaba los cuerpos de la fosa, abusaba de ellos sexualmente y los dejaba “ahí de pie”.
Durante cinco años la policía es incapaz de relacionar los crímenes. Escalero, cansado, quiere suicidarse, le seduce la muerte, pero falla al lanzarse frente a un coche, aunque se fractura la pierna y una vez en el hospital confiesa los crímenes a las enfermeras para que llamen a la policía y lo metan a la cárcel. Fue en el año 1994, fecha del último crimen y que era el 11 aunque en la declaración ante la Policía fueron 14.
Ingresó en la prisión Psiquiátrica de Fontcalent donde muere el 19 de agosto de 2014, un martes por la noche, a la edad de 60 años, desconociendo en este momento si fue por un ataque al corazón o atragantado con el hueso de una ciruela. Los trabajadores siempre dijeron que tenía un trato amable y nunca volvió a mostrarse violento Su tatuaje «Naciste para sufrir» es solo una parte de su paso por esta vida, la otra parte no tatuada diría…”y naciste para hacer sufrir”.
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