Juan Antonio Carreras Espallardo. Policía Local – Criminólogo http://www.carris.es
Esta noche, como todas las noches, como todas las tardes y como todas las mañanas ellos velarán por nuestras vidas. Nos acordamos más de ellos cuando estamos encerrados entre las paredes de un hospital, porque en esos momentos -literalmente- nos va la vida en ello. Como en todos los colectivos los habrá mejores y peores, pero ellos siempre están ahí, atentos y dispuestos a hacer todo cuanto puedan por no darnos el último adiós.
Entran con una sonrisa y en no pocas ocasiones esconden dramas tras esa sonrisa, dramas familiares y personales que tienen que esconder ante un panorama que no ayuda nada. Ellos ven la muerte todos los días, te pinchan, te sacan sangre, te meten medicinas por la vía, te miman, te limpian, te vigilan y hacen frente a situaciones de vida o muerte cada día.
Tienen que sufrir agresiones de los enfermos, faltas de respeto y humillaciones. En algunos casos son los familiares del enfermo los menos educados. Hay quien se piensa que cuando está en un hospital está en un hotel a pensión completa. Los hay que hasta se atreven a aconsejar el tratamiento para el enfermo. Hay más locos sin bata que con ella, desde luego.
Doblan turnos, entran temprano y salen tarde, están a tu lado cuando peor estás, no entienden de nocheviejas ni nochebuenas, solo entienden de vidas, de salvar vidas. Y en el peor de los casos, de que los últimos días de tu vida los recuerdes con decencia y agrado. Hay muy buenos profesionales en la sanidad, tanto pública como privada, grandes personas muy poco valoradas en muchas ocasiones.
Debe ser duro para una persona ver morir todos los días a la gente, corres el riesgo de deshumanizarte. Ellos tienen que soportarlo día tras día. Supongo que será peor si la persona que se muere es esa a la que le has cogido un poco de cariño. Niños, ancianos, accidentados…gente que muere todos los días de cáncer… menudo desastre. Y ahí están ellos, al pié del cañón.
Encima tienen que soportar que les bajen el sueldo, que les cierren hospitales, que los echen a la calle, que los denuncien por negligencias en muchas ocasiones injustas y que los agredan e injurien.
Pongo mi vida en vuestras manos, seguro que sabréis cuidarla. Sí, son el personal sanitario, poco valorado en ocasiones y que se merece todo el respeto y admiración, porque son especiales, son vocacionales. Doctoras, enfermeras, auxiliares, celadoras, limpiadoras y demás personal que trabaja en hospitales… Ángeles sin alas, ángeles en la tierra.
Por favor, no toquen la sanidad, la seguridad, ni la educación, recorten en otro lugar. Pero no jueguen ni con nuestra vida, ni con nuestra educación.
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